martes, septiembre 18, 2007
mientras la abrazaba de aquel modo, tan feliz antes de la palabra feliz, tan redonda y tierna antes de todas esas palabras, en realidad mucho antes de todas las palabras, mientras la voz de Reznor se le hacía un ovillo en el estómago pero no importaba porque su cuerpo crecía y a la vez menguaba entre sus brazos, el de ella, se preguntaba si todas las noches seguirían siendo así, irreproducibles, blancas
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6 comentarios:
Como decía Brel en Aun suiviant, cada mujer que nos abraza parece estar diciendo "El siguiente, el siguiente..."
Esa es siempre la pregunta que uno se hace justo despues de la felicidad...
� La amo. Pero anhelo y ans�o mucho m�s que su cuerpo. Quer�a poseer el poder de sus ojos, la manera en que ven unas formas y una belleza que no estaban all� antes y las sacan de l nada para darle solidez. Quer�a poseer el honor de su coraz�n, imbatido por los viles horrores de aquellas horas espantosas en Komarr. Quer�a su valor y su voluntad, su cautela y serenidad. Quer�a, supongo, su alma, y eso era querer demasiado.�
...ojalá las noches fueran irrepetibles...
Si no son las noches que sean los días... :)
A la mañana siguiente, él prometió que la llamaría.
Pero no lo hizo.
Desde entonces, las noches de ella han pasado de ser blancas a ser en blanco.
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