lunes, octubre 05, 2009

domingo, septiembre 20, 2009

Valientes en Tordesillas

Si usted vio esta semana en televisión las imágenes de la celebración del Toro de la Vega de Tordesillas, ya no necesita que nadie le explique lo que es la tradición, el civismo y, en resumen, el respeto a las buenas costumbres. Si comprobó con sus propios ojos la valiente persecución a caballo del astado, el acorralamiento del animal y la posterior y valerosa tortura con lanzas hasta la muerte cuando éste ya estaba exhausto, aterrorizado e indefenso, ya entenderá las razones por las que esta fiesta está declarada de Interés Turístico Nacional. Si fue testigo, en directo o a través de algún medio de comunicación, de la imperiosa y humana urgencia de matar a otro ser vivo en nombre de lo que se ha hecho toda la vida, lo comprenderá todo. Incluso perdonará que el toro, que había logrado escapar del recinto en el que dictan las leyes que puede ser trinchado, que había alcanzado el asfalto que le salvaba la vida, fuera rebanado como mandan los cánones. Sabrá entender que los animales son animales y que el toro se crece en el castigo y que en España somos así, etcétera.
Si, por el contrario, es uno de esos modernos a los que una orgía de sangre le amarga el día, uno de esos que no respetan los gustos y la vida de los demás, quizá sea usted un insensible, un ignorante y quién sabe, un incivilizado. Usted sabrá. Todo son preguntas.

miércoles, septiembre 09, 2009

En internet está todo, la vida y la vida duplicada en un furor de píxeles global e inabarcable. Por eso es buen fiarse de tipos con un criterio lo bastante personal como para ser, a la vez, global. El criterio, qué bonito. Hernan Casciari es uno de esos tipos interesantes que en la barra del bar te ponen al día de la serie que te va a cambiar la vida un poco o un mucho. Pero sin barra de bar, desde El País y desde su propio blog. En la entrevista que acabo de leer en Soitu.es, Casciari suelta perlas como estas:
- ¿Eres escritor o periodista?
- Antes que ninguna otra cosa, soy mentiroso. Y de las dos opciones que me das, en una ser mentiroso es un defecto y en la otra es una virtud. Soy las dos cosas.
- ¿Consumes internet en otras vertientes? ¿Qué crees que aportan las redes sociales?
- Consumo internet en todas las vertientes que existen. La forma más rápida para que mi madre vea a su nieta se llama youtube, la forma más económica de conversar con mis amigos se llama skype, ir al cine se llama bittorrent, comprar un libro se llama paypal, no me acuerdo de tal cosa se llama google, qué será de la vida de aquel compañero se llama facebook, limpiar diariamente los historiales se llama porno, en qué fecha murió se llama wikipedia, cómo salió Racing se llama prensa digital. Todo lo que me importa está, de alguna forma, allí. O te queda más cerca allí.
La entrevista completa, aquí

jueves, septiembre 03, 2009

Me gusta el baloncesto desde que tengo uso de razón. Mi padre me llevó a ver a os Harlem Globetrotters cuando era un canijo y puede que allí se fraguara todo, pero no estoy seguro. Crecí con la NBA, en mi vida casi jugué en más equipos de los que puedo recordar y el que me conoce sabe que siempre llevo un balón listo en el maletero del coche. Por si acaso. Puede haber una canasta en cualquier parte. Sólo tengo buenos recuerdos de los entrenamientos, los madrugones para coger el autobús, los compañeros. Las equipaciones, las sesiones de tiro, los pabellones. Además tuve suerte y apenas sufrí lesiones. Durante una época de mi vida, no pensaba en otra cosa que los entrenamientos y los partidos, siempre los partidos, los míos y todos los que podía por la televisión. La NBA. La ACB. Lo que fuera. Gracias al baloncesto hice amigos que aún lo son, y que lo serán para siempre. También aprendí el valor del esfuerzo, del compañerismo y de la confianza en uno mismo. El baloncesto, en parte, es la propia vida. Hoy sigo al milímetro toda la actualidad. Los fichajes, las competiciones. Discuto con otros aficionados sobre tácticas o sobre éste o aquél jugador. A veces las discusiones son sobre quién jugaba dónde. Eso pasa cuando el otro aficionado es como yo. Es inevitable. Para toda una generación, la selección española actual es una dulce revancha después de años de penurias internacionales. Ahora es fácil ser de la ‘roja’, pero hubo un tiempo en que fue costoso y duro. Amargo. Ahora es tiempo de disfrutar. Que dure muchos años.

lunes, agosto 17, 2009

TV Horror

Ocurre tan a menudo que apenas nos damos cuenta. El informativo irrumpe con un directo y de repente creemos que ver algo en el momento en el que está sucediendo equivale a entenderlo. Como cuando alguien interrumpe una conversación para decir aquello de "pues a mí me pasó y...". No, entender algo no es sólo verlo. Vivirlo nos dará un asiento privilegiado en el escenario, pero hacen falta la formación, la experiencia y una prudencia que quizá sólo enseñen los estudios y los años para dar con las claves. El espectáculo no es periodismo. Es espectáculo. Que cada uno entienda.
Nunca veo los informativos de televisión, pero a veces se me cuela alguno.

miércoles, agosto 12, 2009

Up, más arriba

¿Una película protagonizada por un anciano, un niño obeso y un perro que habla, sin historia de amor y sobre una casa que vuela? Los directivos de Pixar han reconocido que nadie daba un duro por su idea. En Disney les aconsejaron que pararan el proyecto. Pero ellos a lo suyo. 'Up' es la mejor película que he visto este año. Tuve, además, la suerte de verla en tres dimensiones, aunque no quería hablar aún de eso. Creo que 'Up' es cine en estado puro. Lo es porque lo más importante de la historia, lo que le da sentido, se narra sin una sola palabra de por medio. Lo es porque en ella se habla de casi todo lo que merece la pena en esta vida: el amor, el compromiso, los ideales, la experiencia y qué hacer con ella, el autoconocimiento y la sabiduría, el compañerismo, la locura, la belleza, el desaliento, la vanidad, la euforia y los globos de colores. De paso, Pixar ha otorgado visibilidad a la vejez y le ha restado ñoñería a la infancia. En Up, una peculiar fusión de El Quijote y El Mundo perdido, está todo esto y mucho más. Hay que correr a verla.

martes, julio 28, 2009

Uruguay es una ciudad sin tiempo, un escenario de la mente, escribe hoy Juan Cruz en El País. Leo el periódico, en realidad varios periódicos, en una terraza. Con una caña sobre la mesa. Acabo de salir de una sesión de masaje en la espalda. Media hora de dedos que tocan, aprietan, acarician, corrigen y duelen, si es el caso.
Me encuentro bien.
Uruguay es una ciudad sin tiempo, escribe Juan Cruz. Un escenario de la mente. Y qué ciudad no. Supongo que Cruz quiere decir que es un bello escenario. O al menos un disfrutable escenario. Sentado en la terraza, con la vista en la prensa, basta levantar los ojos, echar un vistazo alrededor, para asistir a la ceremonia de una tarde plácida y repleta de pequeñas preguntas sin respuestas, ese niño que corretea de un lado para otro, ese matrimonio silencioso, las tres chicas que pasan y sus faldas al vuelo, etc. Un escenario, no hay duda. A las nueve de la noche, un escenario inofensivo y, con probabilidad, menos interesante que el Uruguay trufado de poetas y libros y buena carne y gente con tiempo para hablar del que habla el artículo. O no. Un escenario de la mente. Ok, correcto.
El niño que corretea de un lado para otro se para delante de mí. Me mira leer el periódico. Cuando levanto la vista echa a correr. Se tropieza y se cae al suelo. Está a punto de echarse a llorar. Pero no llora. Se levanta y se marcha.

miércoles, julio 22, 2009

Pocas cosas más frustrantes. Entrar en un blog y volver a ver, una vez más, que no está actualizado. Yo me he abonado a eso. Meticulosamente he desprovisto a este blog de sus lectores. Contra mi voluntad, pero desde hace unos meses es lo que hay. Sí, me ha ocurrido lo que a otros, la excesiva visibilidad me ha paralizado. Antes me agradaba comprobar que podía contar 14 comentarios en un post. Sabía que eran lectores fieles. Hablo de 2002, de 2003, de 2004. Hoy sé que de los que entran, menos, algunos entran sólo para husmear. Pero repito, la culpa es mía.

Esto no es un blog. Esto es terrorismo literario. O demasiado que decir en demasiado poco tiempo. Como en una carrera de los 100m descalzo. Aún así, sólo importa llegar el primero a meta.

Casi todo ha cambiado. Cuando digo todo es casi todo o en todo caso todo lo importante. A mejor, y éste sigue siendo el mejor blog que vas a leer en mucho tiempo. El mejor blog que yo puedo escribir, aclaro.

Creo que he vuelto.

viernes, julio 03, 2009

allíestabatodo

Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
-¿Por qué lloras, si todo
en ese libro es mentira?
Y él le respondió:
-Lo sé;
pero lo que siento es verdad.
(Ángel González)
Lo he comprobado. La primera vez que vi el videoclip de Smooth Criminal tenía 10 años. Entonces, allí estaba todo; la noche, el resplandor, el súbito silencio, el gato negro sobre las teclas del piano, la moneda que vibra en el aire y arranca la jukebox, los mil y un bailes de la coreografía más completa. Un estribillo pegadijo, los falsetes, el moonwalker. Michael Jackson pertenece al territorio de la infancia, por eso la tristeza del jueves y de después. Aquél niño de 10 años sabía más sobre las cosas importantes de la vida que este adulto de 30. Al menos sobre algunas que tenían que ver con la emoción y la fidelidad a los que anunciaban paraísos de felicidad que después se cumplían.
Los que disfrutan más descubriendo que Jackson no legó nada a su padre que escuchando otra vez Bille Jean, Dirty Diana, ABC, Ben o Jam no me merecen más que un áspero e indiferente desprecio. Los que detallan las miserias de una vida personal discutible y dolorosa e ignoran la relevancia de uno de los colosos de la música popular del Siglo XX deberían ser deportados a una isla repleta de la misma mierda que proclaman. Ni una línea más para ellos.
Aún falta para la ceremonia de la clausura; estamos vivos, podemos escuchar su música hasta quemarnos los tímpanos. Los apóstoles del final tendrán que morderse la lengua. No voy a descubrirlo yo; sin Jackson todo sería distinto, con toda probabilidad peor.

martes, junio 23, 2009

CR7 y los espejos deformes

Buscas a Roma en Roma, oh peregrino, dice Quevedo. Decía, fuera de cuentas. Quizá Cristiano Ronaldo, o su publicitado fichaje, son la síntesis o el anticipo de lo mucho que vendrá después. No sólo enloquecen de alegría en Madrid los vendedores de laca, tatuajes, piercings, copas, casas, coches, trajes, manicuras y pedicuras, cortes de pelo y en general vendedores de todo. Lo hacen , lo harán, toda la marabunta de espejos deformantes en los que se va a reencarnar la nueva estrella del marketing total.
De lo que quería hablar era de la imitación como inevitable modo de entendernos, de explicarnos, y ya me he dejado llevar por la fácil piñata que es ese tipo que cobra tanto por, dicen algunos, hacer tan poco. Cristiano, o CR7, o cualquiera de las muchas reencarnaciones que le atribuirán, provocará una sísmica ola de mimetismo en niños, aficionados adultos, cantantes y camareros, aspirantes a estrella y hasta propios compañeros de profesión. En esa pirámide inevitable él ostentará la cúspide, y será atractivo comprobar hasta dónde llegará su legión de criaturas amarradas al canon encontrado. Si Cristiano, como dicen, es el Beckham de hace unos años pasado por el filtro latino, además, comprobaremos cada vez que se vista de corto o de largo si todos somos ya un poco Cristiano, pero no lo sabíamos, o él ya era nosotros, sin conocerlo.

lunes, junio 15, 2009

El héroe nunca lleva la bandera

La anécdota la contó uno de los acompañantes de Bob Dylan sobre los escenarios en los años setenta. Tras un concierto, se acercó y le preguntó por qué no tocaban alguna vez los temas como eran de verdad. Dylan le contestó que él no sabía cómo eran las canciones “de verdad”. “Como están en los discos”, le replicó el otro. “No, así es como están en los discos”, respondió Dylan. Es la cita que enarbolan los dylanistas cuando alguien cuestiona las interpretaciones de su ídolo en directo. Dylan acostumbra a retorcer sus canciones hasta la deformidad, hasta el desmayo. Obligado a cantar sus temas acorde a acorde, calcadas noche tras noche, se sentiría más perdido que Luis Aragonés en el programa de Ana Rosa. Quería poner el ejemplo de Dylan porque el Festival de las Artes ya nos brindó a un cantautor en directo. Un cantautor que improvisa. A Aaron Thomas. Los que pensaban que la vanguardia que vertebra esta cita anual no encaja con un tipo como el australiano se han llevado otro desplante. Fue en el sótano del Café Corrillo. Y Thomas, de tapado, cuando todo el mundo miraba a otra parte, se marcó un gran concierto. Infiel a su disco más reciente, Follow the Elephants, subido al balanceo de una voz corriente pero creíble, armado con apenas una guitarra, puso a la sala patas arriba. Cuando llegué, a la misma hora prevista del concierto, estaba sentado en una mesa próxima. De repente se levantó, junto a sus acompañantes, subió al escenario y comenzó a tocar. Ésa era su banda. Tocó lo que quiso y como quiso, y al final del concierto contra todo pronóstico, demostró que aún se pueden vender discos físicos si sobre las tablas se ha defendido un tipo honesto y con talento.
Los héroes nunca llevan la bandera; el Festival es una piñata llena de calles cortadas, caminos a ninguna parte y callejones oscuros. También de promesas cumplidas, hallazgos en voz baja y encuentros inesperados. De eso se trata, por supuesto. No de ir a todo, sino de buscar y de encontrar un poco. Cualquiera se queja de tener mala memoria, pero nadie reconoce no tener criterio, así que con una programación tan amplia hay que hacer un esfuerzo informativo y desearse buena suerte.

sábado, junio 06, 2009

La identidad y las corbatas

El consejo de los sabios dice que el mejor modo de alcanzar el equilibrio, ser eficaz y feliz es conocerse a sí mismo. Conócete a ti mismo, por tus pensamientos, actos y deseos. Busca y concluye a qué has venido, hacia dónde vas. El Festival de las Artes ha dado en la diana con una imagen de marca. Discutible, pero rotunda en ese magenta que igual tiñe los pasos de cebra que encorbata la Casa de las Conchas. Un festival autoproclamado de vanguardia debe transgredir. Por imposición, por vocación, ése debe ser su camino. Creo que lo hizo desde la primera edición y que lo hace de nuevo en esta quinta, pero también que debe proclamarlo, colarse en las charlas de patio de vecinos, en la parada del autobús, en los colegios y en los pabellones de deportes. Se disputa más Salamanca de lo que pensamos en ese juego de identidades y representaciones simbólicas en el que todas las ciudades españolas juegan sus bazas. Por eso San Sebastián, Valladolid o Málaga se aferran sus festivales de cine. Por eso Segovia tira la casa por la ventana con su Hay Festival o Cáceres hace lo propio con el ya asentado Womad. Porque un festival es más que un programa de actos; es carácter, y de eso no estamos sobrados a orillas del Tormes. Conócete a ti mismo. Salamanca sabe quién fue y de dónde viene, y exhibe currículum con orgullo cuando hace falta, pero esa entidad que llamamos comunidad universitaria, sin ir más lejos, es un cuerpo extraño para el resto de la ciudad. Vive, consume, estudia y emigra. Cada año, en número superior a 30.000. Antes era la que imprimía genio, su mejor embajadora. Es un ejemplo. Si el Festival de las Artes ayuda a configurar la máscara postmoderna de la ciudad y a la vez excita la curiosidad de los salmantinos cumplirá su papel con notable. Si entretiene, educa y fagocita a los que derrochan actitudes adocenadas, con sobresaliente. Por eso las ya célebres corbatas rosas, los maniquíes de ojos muertos y los versos colgados de los balcones son un buen emblema. Porque son distintos.
Tribuna de Salamanca, mayo de 2009

lunes, junio 01, 2009

Entro en la biblioteca y me encuentro esto, pegado en un mural rojo.

domingo, mayo 24, 2009

Nos quedan siempre los poetas

Se mueren los poetas y todo se vuelve más oscuro. Queda escuchar sus discos, abrir de par en par los ventanales que son sus libros para que esos fogonazos de luz vuelvan a indicarnos quiénes somos, de dónde venimos, qué nos pasa. En apenas una semana, AntonioVega y Mario Benedetti nos han dejado un poco más a solas, un poco más a oscuras.
Al primero pocos obituarios le han hecho justicia; el tópico del chico triste y solitario ha servido para construirle un simulacro perezoso de leyenda maldita con el que ni sus letras ni su vida tuvieron algo que ver. Al segundo, al gran poeta popular –y digo popular con mayúsculas– del siglo XX se le ha rendido ríos de tinta en medio mundo hispanohablante con la veneración agradecida de los que aprendieron a leer poesía amedio camino entre 'Táctica y estrategia' y los poemas que escribió hasta escasos días antes de su fallecimiento.
Ambos, cada uno en su ámbito, compartían con su público la complicidad del que sólo se sabe agradecido a los demás. Vega pasa a la historia, primero como retratista generacional y después como testigo de sí mismo y por lo tanto un poco de todos. Benedetti lo hizo hace mucho en una adolescencia arrebatada y perenne que igual le condujo a pasionales desvaríos políticos que a insobornables alegatos de amor y drama. Los dos nos duelen y a la vez ya no. Los dos, qué raro es despedir a los poetas para siempre aun sin conocerlos en persona, nos han soltado la mano a mitad de camino y estamos un poco más huérfanos.
Quedan su obra, sus canciones, sus libros, esa necesaria brújula para el mapa de los escalofríos y los temblores y los abrazos y las penas y la vida. El eco de un diálogo que nos trascendió un buen día y ya no nos dejará nunca, en ‘La chica de ayer’, en ‘Rostro de vos’ o en ‘Corazón coraza’. Hartos de sabios que no saben nada, de balas de fogueo, de precauciones y culpas, nos quedan para siempre los poetas, aunque se hayan marchado.
(Tribuna de Salamanca, 23/V/09)

miércoles, mayo 20, 2009

La confianza

La idea de confianza sustenta a la idea de sociedad. Sólo la certeza de que el prójimo respetará las reglas del juego permite derribar las barreras, acortar las precauciones. Todos los días voy en metro a trabajar porque confío en que nadie va a empujarme a las vías mientras espero al vagón. Todos los días salgo a la calle aunque ya sea de noche, porque sé, porque confío en que nada malo me va a pasar. Más confianza equivale a más progreso. Más confianza equivale a evolución. Los medios de comunicación son la alarma, el inesperado giro de los acontecimientos que suspende esa noción de que todo está bien y los seguirá estando siempre. El aliento de la tragedia, o su simulacro. Sólo así se explica que esta crisis económica, de la que EEUU ya da señales de recuperación, fuera comparada en el inicio con el crack de 1929. Una crisis a la que ya se adivina el final comparada con el mayor drama económico de la historia. Pero también los medios equipararon la gripe detectada en México con la letal gripe española. Un brote que se ha cobrado decenas de afectados y sólo algunas víctimas frente a la pandemia que asacró a entre 50 y 100 millones de personas en apenas un año. El pánico como alerta inmunológica del sistema. La simulada urgencia y el terror como salvaguardas del status quo. El miedo como recurso imprescindible para que nada cambie, para que, al final del día, durmamos satisfechos, santiguados en la fe de que todo va siempre a mejor.

sábado, mayo 09, 2009

La perpetua juventud del mundo me corta el aliento. Cosas que amaba han desaparecido. Muchas otras me han sido dadas.
Simone de Beauvoir, La mujer rota

martes, abril 28, 2009

"Cuando el sabio señala al cielo, el idiota mira el dedo"
O quizá no, cuando una cumbre entre dirigentes políticos es en esencia una postura, una compartida puesta en escena, una estética. Los que critican que se hable más de los tacones de Carla Bruni que de los acuerdos entre Zapatero y Sarkozy tras la visita, obvian que no habrá ningún acuerdo. Que sólo saldrán palabras vacuas de las bocas de ambos, que los que de verdad trabajan, negocian y gestionan son los obesos gabinetes de las respectivas presidencias. Obvian que la estética, en política, siempre es casi tan importante como la ética, y que al (tele)público no se la contenta con "acuerdos bilaterales de colaboración y planificación conjunta", sino con las fotos de dientes y mira qué mona va la Bruni.

domingo, febrero 08, 2009

Un nuevo azul

"Yo he cambiado la historia de la música cuatro o cinco veces. ¿Qué ha hecho usted de importancia, aparte de ser blanca?”, le espetó Miles Davis a una periodista impertinente en su momento de mayor reconocimiento comercial, cuando casi había olvidado las noches tocando en tugurios y los días de heroína, penurias y juventud. Davis resguardó del paso del tiempo su inflamable carácter, como si de un tesoro se tratara. Cuando su colosal talento, cuando su inabarcable don inició su declive, aún conservaba intacta la llama huracanada con la que inflamó todos los discos que le hicieron inmortal, de ‘Birth of theCool’ (1949) a ‘Tutu’ (1986).
En ‘Pero hermoso’, de Geoff Dyer, uno de los mejores libros escritos sobre la historia del jazz, Charles Mingus advierte que éste no es sólo una llamada para invocar a losmuertos, sino también un deseo íntimo de, al fin, descansar en paz. ‘Kind of Blue’ (1959) cambió la música para siempre y si hoy, cinco decenios después, suena tan moderno, es porque su belleza es convulsa e inabarcable. Desde el primer latido, ‘Kind of blue’, el mejor disco de la historia del jazz y por extensión, quizá, de toda la historia, recrea lugares que su autor rescató de lo más profundo de su vida, de su carácter intratable, de su sublime y descomunal talento. Los que le vieron tocar en directo afirman que tocaba la trompeta con los codos pegados al cuerpo, muerto de frío, como si sujetara por las solapas un abrigo que pudiera resguardarlo del rocío negro de la muerte. Davis intuía que, cuanto más ahondaba en su intransferible modo de sentir, más cerca estaba de acariciar ese nudo gordiano en el que la música se eleva hasta dejar de ser música y, en un destello epiléptico, decir lo que nadie ha dicho nunca antes. Davis logró lo mismo que Borges en la literatura, Ghery en la arquitectura o Kubrick en el cine. No sólo cambió el lenguaje de la música, sino también nuestra forma de ver la realidad.

lunes, enero 19, 2009

Lo peor de todo

Lo peor de todo no es la televisión y sus especiales de Navidad con canciones en play back y tipos con corbata ymatasuegras fingiendo estar contentos en un programa de Nochevieja grabado en noviembre. Lo peor de todo no son los petardos, ni los vecinos súbitamente contentos, ni las doce uvas demasiado rápido ni la noche que pasa muy despacio. Lo peor de todo no es cruzar los dedos por los demás en el nuevo año, los mensajes de felicitación en cadena en el móvil, las conversaciones anuales que nunca se prolongan al resto del año, nos vemos un día de estos, a ver si quedamos. Lo peor de todo no son los cotillones, ni la justa y precisa alegría forzada, ni Raphael, ni dejar de escribir postales de Navidad ni las postales de Navidad, ni los centros comerciales y no acertar con los regalos con los que es imprescindible acertar. Lo peor de todo no es echar de menos la Navidad de la infancia y sus fuegos artificiales y su rotunda alegría y su perpetua recreación en cada mes de diciembre, como un sueño que al despertar se trata de arañar con la punta de los dedos. Lo peor de todo no es no saber olvidar un poco y sentirse extranjero un buen rato y cientos de muertos en televisión entre anuncios de coches de 300 caballos. Lo peor de todo no es tener las respuestas pero que las preguntas hayan cambiado, algo así como escuchar a los Doors atrapado en un atasco o tu nombre en la voz de un desconocido. Lo peor de todo habría sido no sobrevivir, no disfrutar de la sonrisa de tus padres, el brillo en los ojos de tu hermana, el beso de tu chica, el caluroso afecto de la familia, el brindis definitivo y rotundo y la apresurada y espontanea vergüenza de reconocernos felices. Ahora empieza todo, y el mundo es un lugar largo y ancho y posible. Enhorabuena. Y feliz 2009.