jueves, abril 19, 2007

Cambio Radi(k)al

El otro día ví la parte final del tan denostado y tan visto programa. Es de un bizarro flagrante, casi ofensivo, pero digo casi y no lo censuro, ni moralmente. En todo caso, me parece una muestra más, y nunca la causa, sino el efecto. La manifestación del posmodernismo más rampante. Hemos asimilado el mensaje hace años y el cuerpo, como la personalidad, es una voluble y maleable propiedad que se puede generar, en el más estricto sentido de la palabra, ante los demás. Construir, deconstruir, derruir y alterar. En cuanto que ciudadanos posmodernos, una de nuestras señas de identidad es la autoreflexividad, a veces hasta la patología. Pensamos, repensamos y volvemos a repensar en quienes somos, en adóne de vamos, pero sobre todo, pensamos en el cómo. La funcionalidad del cuerpo, asumida como lógica después de que la ciencia nos haya dotado de seguridad y resguardo ante la muerte, que ha pasado a ser algo ficticio, no es bastante. La publicidad, otro fenómeno vomitado por el omnipresente ente televisivo, lleva años recitando aquello de acabe con las imperfecciones, porque yo lo valgo o preguntándonos si nos gusta conducir. ‘Cambio radical’, importado de los EEUU se recrea en una desmedida exageración, pero expone con claridad el discurso de identidades y las estrategias de socialización de, primero, personajes tomados del día a día moliente y corriente, pero también mira a los ojos del espectador como pocos programas lo han hecho en bastante tiempo. Cuando el tuneado en cuestión sale de la ‘factoría’ de belleza, en el plató le esperan familiares y novios, que elogian el cambio sin pestañear, como bien exige el guión. Ellos son el aplauso sincero de los más próximos, más allá del resto de las admiraciones. Cambio radical tiene otra lectura. Es la que recuerda que, al menos en teoría, podemos ser quienes queramos ser. O, al menos, parecerlo. Que lo que estudiamos, a lo que nos dedicamos en la vida, dónde elegimos pasar nuestras vacaciones, si vamos al gimnasio o no, la música que escuchamos o la gente de la que nos rodeamos la elegimos nosotros. Su principal defecto, para los más hipócritas, es que engaña. No creo que lo haga. Puede ser obsceno, lo es, pero no lo hace no con los participantes, mayores de edad, ni con los que sintonizan desde su casa. Siempre y cuando no incumpla la Ley, me parece patético pero aceptable. Y el programa da en la diana en otro aspecto: la espectacularidad obligada del yo ante los demás. Sí, somos quienes creemos ser, pero también lo que piensan los demás que somos y también lo que pensamos que piensan los demás que somos. No me ha parecido menos emocionalmente pornográfico que Sorpresa Sorpresa, Gran Hermano o tantos otros engendros. Me gusta mucho menos, eso sí, que Antena 3 lo venda como una ayuda desinteresada a “esa pobre gente” que no puede ser feliz en la vida porque su nariz es grande o tiene pelo en los hombros y los dientes amarillos. Deberían, como en el resto de su programación, no mencionar todo el dinero que están ganando, pero tampoco vender motos y supuestas contribuciones sociales. Que somos posmodernos, si, y estamos tontos, pero que en el fondo no lo somos tanto.

5 comentarios:

Alnitak dijo...

Hoy me he cambido el color del pelo. Pero no porque mi color fuera feo, no me gustara o estuviera pasado de moda sino porque necesitaba un cambio en mi vida, y eso me ayuda a empezar por algún lado.
No he visto el programa, no soy partidaria de las operaciones estéticas que no pueden traer problemas de salud y no soy partidaria de ser evaluada superficialmente por miles de espectadores.
En mi vida me gusta que me valoren por lo que soy, y sí, claro que a veces me pongo más o menos mona para sentirme bien conmigo misma, otras veces no. Puedo entender que haya personas que necesiten sentirse bien consigo mismas y elijan ese camino, pero no entiendo que tengan que hacer de ello y con orgullo un espectáculo público.

Anónimo dijo...

yo también creo que cambio radical es una prueba más de la sociedad que tenemos. queremos ser más. tener el mejor coche. la mejor casa. la mejor joya. la mejor ropa. y, claro, ya que se puede, el mejor cuerpo.

da igual que los complejos no se traten psicológicamente y que la que se ve fea, gorda o bajita siga acomplejada. la solución no es aprender a quererse uno mismo. es cambiar por fuera. es como construir casas sin cimientos.

estas operadas duran 10 años a lo sumo. cuando envejezcan, depresión al canto.

besos.

sb dijo...

me aterra pensar que toda esa modernidad sólo nos intenta impulsar a ser lo que no somos...

Mycroft dijo...

Sinopsis de Cambio Radical:
Cambié mi rostro para hacerlo más semejante a un ideal estéril, pero luego al mirarme al espejo, mi reflejo no me reconoció, y salió huyendo en dirección contraria.

Mycroft dijo...

Por cierto al respecto, vean una peli llamada "Por amor al arte".
Tremenda.

"-Deberías ser mejor persona...
-¿Mejor...como tú?
-No, como yo no, solo mejor."