martes, abril 24, 2007

he aprovechado la festividad del día para llevar a León al campus por la mañana, un campus inusualmente vacío, sólo algunos estudiantes del Colegio de Oviedo por allí, tirados en el césped, despistados, entre ellos unos que incluso plantaron en el césped una bandera de Castilla. a la segunda carrera, León ya estaba con la lengua, literalmente, fuera. hacía calor, nada de primavera, un calor de pleno verano. Laura no conocía a León más que por fotos, así que el encuentro ha sido memorable, sobre todo porque él estaba tan agotado que no ha dado ni una sola muestra de su reconocidísima amabilidad con los extraños. ella ha llegado a la conclusión de que le ha caído mal, lo que he tratado de evitar, sin resultados, creo. la tarde, breve, una tarde de horas lentas y rápidas a la vez y al fin y al cabo una de esas tardes en las que ya sabes lo que va a pasar, como cuando ves un partido de McEnroe y da igual los años que tenga, sabes que va a estrellar la raqueta contra el suelo

2 comentarios:

Pareidolia dijo...

McEnroe ya no arroja la raqueta, ahora arroja la guitarra. No sé qué duele más si te alcanza, su sonido o su envergadura. Los días de fiesta son para los hosteleros...

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

Cada vez me cae mejor Laura, y eso que no la conozco. En cuanto a lo de romper raquetas... no sé, yo prefiero el método clásico: el de romper las guitarras.
Un saludo, mi alto colega de blogs.