sábado, febrero 17, 2007

ella, en la cama, se pinta las uñas de los pies. se pone esos pequeños algodones entre los dedos. él, en camisa de manga corta y con las manos en los bolsillos, porque es verano pero la noche es fría, sale al balcón para ver las estrellas mientras se acaricia la cabeza, rapada. se acaban de acostar. ella piensa en cómo se conocieron, hace dos días, en la biblioteca de la facultad de Derecho, por medio de una amiga que sin verguenza le preguntó a él cómo te llamas, qué estudias, y de ahí a vamos a tomar algo al bar y luego la amiga que se retira y deja vía libre. piensa en todo eso y luego en su novio, que es atleta y está corriendo en el Campeonato de España de Atletismo al ire libre, en Málaga. Su novio que corre los 1.500 metros en 3.50.03, pero que es incapaz de acordarse de su aniversario o de hacerle sentir la mujer más importante del mundo, lo que viene a ser lo mismo. hace dos días, todo era simple, ella tenía claro que el chico de la biblioteca le gustaba. cuando quedaron, por la noche, ya sabía que se lo iba a llevar a casa esa misma noche. así que cuando quedaron, a las 11.00 horas en el Country, allí nos vemos, no tardes, ¿vale?, y él estaba apoyado en la barra, charlando con un amigo delante de una cerveza, se tocó el pelo así y se acercó por detrás, y dijo ¿oye, tienes algo de nieve?, esperaba que él no necesitara girarse y verla para saber quien era. pero no fue así, él se mostró azorado y casi avergonzado y cuando quiso reponerse, yo no paso de eso, y sonreir, ella ya estaba en otro lado. luego él lo intentó pero no hizo falta mucho, la confusión habitual en el bar, los Strokes y todo eso, varias cervezas más, sobre todo, y ya estaban los dos encima de la cama, sin retirar ni siquiera la colcha. en lo último que ella se fija antes de apagar la luz es la boca de él, una boca carnosa, apetitosa, devorable. pero ahora es después, cuando se ha pasado la euforia y él ha salido a ver las estrellas, ahora que sabe que va a suspender todas las asignaturas de septiembre, que son cinco, ahora que no siente no haber cenado porque tiene hambre pero no importa, ahora que, mirando al cielo, de espaldas a la cama, piensa en esos concursos de la televisión donde tienes que pulsar unos monitores con las respuestas correctas para que después una voz diga cuántos aciertos, y luego quita ésta o pon la otra y otra vez la voz y hay errores que pasan a ser aciertos y al revés, pero no sabes cuáles, todo ello en un minuto. él que piensa, mientras mira Siro y esa de ahí es Vega, en un blog que vio por la mañana en el que un tío escribía sobre el amor después del amor, él que, de espaldas a ella para que no le vea, ahoga una sonrisa que por una décima de segundo se le escapa

10 comentarios:

Mycroft dijo...

Que suerte ser devorado por una bella depredadora!

Anónimo dijo...

Es curioso que cuanto menos me apetece a mí más les apetece a ellas.

Pol dijo...

Yo tambien podría suspender por una noche así...en el que se para el tiempo y no importa nada, solo el placer del presente.

Saludos!

Esther dijo...

¡qué bella suena la realidad a veces!

María de Magdala dijo...

Pura caída libre...

Siguiendo y conociendo adonde llega la soga lanzada al otro lado del abismo...

Cosa de espontaneidad.


Saludos...

miescondite dijo...

Me encantan estos relatos que nos regalas de vez en cuando. Bonita forma de ver la vida, o de percibirla, o de inventarla.

Abrazo

Alnitak dijo...

La situación es preciosa, bonita, única, yo tengo el problema contrario, me cuesta vivirlas sin haber pensado antes en el más allá del después.
Por eso me gusta tanto leer estos relatos, o trocitos de vidas o historias de no se sabe que personas...para creer que aún suceden.

Shh... dijo...

qué relato más bonito.....
mil felicidades

Dulcinea dijo...

...Si el individuo en sí tiene la boca tal como la describes...uhmmm...Yo también suspendería la cena, las asignaturas de septiembre....y en fin...lo que haga falta...aysssssssss¡¡

un saludo.

Anónimo dijo...

Sigo aquí, acompañada por muy poquitos, medio disfrazada, subdividida en personalidades que ni sé si son las mías propias o me las he creado. Anda mal mi retina, entre otras cosas, y me cuesta leer. Hay días que no tanto como escribir.
Si quieres pasar por el diván de las locuelas serás muy bien bienvenido (aviso: la media de edad dobla la tuya!;)).
Un besazo.