miércoles, diciembre 13, 2006

Me ocurrió como con los GAL. que me pilló demasiado joven, demasiado pequeño aquél escándalo de crímen de estado, muertes por encargo, incendiarias portadas de periódicos, tramas de silencio, sobornos, secuestros, chantajes, terrorismo, condenas y cárcel. Que fue hace 20 años y hoy lo leo en los libros y en la prensa y en el cine y simplemente alucino. Y me gustaría haber estado allí, viviéndolo en el momento, no habérmelo perdido.

Esto viene a cuento de la muerte de Pinochet. Desde 1990 dejó de torturar y de matar, y hasta entonces para mí aquel hombre significaba más bien poco. A los que sí les pilló en una edad muy consciente fue a todos los que aparecen estos días en las fotografías de prensa junto a él, jefes de estado como Margaret Tatcher, que ya sabían de su látigo y sus matanzas, los Reyes de España, gente como Juan Pablo II, sonriente en una foto que he visto esta mañana junto al tirano, en los años 80. el guardián de la piedad y la fe compartiendo sonrisas y conchabeo con el mismísimo demonio. Ni siquiera en EE.UU., desde donde Nixon le apoyó, fueron tan torpes.

Después he leído las maldades de la Junta Militar que dirigió el país ('Chile bajo Pinochet', de Claude Katz,es un buen repaso a aquello) sobre las maldades de la Junta Militar que rigió la nación durante 17 años, en los que se hablaba de descargas eléctricas, perros adiestrados para violar mujeres, ahogamientos, torturas, eliminación sistemática de enemigos políticos, horror y más horror. Y con el dictador vivo, en Chile levantaron, sin guerra y con pinzas en la nariz para esquivar su hedionda historia, una Constitución democrática. y salieron adelante, más o menos, y lo siguen haciendo como en España sólo fuimos capaces de hacerlo cuando murió nuestro dictador.
Tras la muerte de Pinochet, hubo disturbios en Chile, en especial en Santiago. Por parte de los descendientes y familiares de los represaliados y los desaparecidos y por parte de los adeptos, en especial en Santiago. En los últimos años ese tipo de mirada severa, casi caricaturesco y de quebradiza salud cada vez que iba a ser juzgado, se reencontró con un pasado de torpe y avaro ladrón de miles de millones de dólares. Dilapidó su escaso crédito personal, incluso con los suyos, con la mayoría de los suyos. Pero dejó de dañar a Chile, que se restituyó en la órbita internacional, comerció, creció, casi, casi logró olvidar. Veía los disturbios en televición, decía, y esperaba que no fueran la última pequeña victoria del tirano, ni siquiera eso.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

las palabras son las auténticas armas de destrucción masiva. gracias a juan pablo II por morirse y, así, dejar de escribir. y gracias a pinochet, por irse al infierno a reunirse con sus mejores amigos...

Anónimo dijo...

Y pensar que el gran torturador no ha tenido su castigo... ni él ni cuantos le aplaudieron en su día.

.::PaLoMa::. dijo...

Me encantó lo que escribiste, principalmente por mi cercanía con el tema. En términos históricos, la dictadura terminó recientemente, y ha dejado muchas secuelas en la gente. Principalmente, esto favoreció a muchos, y dañó a miles más....pero aquellos que fueron favorecidos en dictadura hoy ocupan los poderes mayores, los medios de comunicación, el poder economico, por lo que han inculcado a sus hijos un aprecio patético por el dictador. Yo soy hija de la democracia, y como persona que logra tener una visión de las cosas más objetivas, Pinochet bajo ningún caso debe ser valorado...(probablemente ayudó a levantar el país en lo económico, porque estados unidos lo apoyó), pero bajo ningún motivo se deben olvidar las muertes, torturas, y la represión ejercida por él.
Hoy, me da un poco de asco estar en la sociedad en la que estoy, donde más de 50.000 personas estuvieron afuera de la escuela militar para poder tocar el ataúd del dictador (para ellos, el "héroe de chile, que los salvó de los comunachos"), y existiendo más de un 30% de la población que valida su gestión. ¿Entiendes eso?...mató 3000 personas y la gente lo sigue validando. Por eso fui a celebrar el domingo a la Alameda, aunque muchos, incluso compañeros mios, me gritaron, me denigraron, me dijeron comunacha, entre otras cosas, dandome cuenta de lo que realmente causó la dictadura a mi país: que no exista una libre opinión, que no exista tolerancia hacia el que piensa distinto a uno, intentando imponer verdades, con agresión. Porque acá lo distinto se agrede...incluso, en los medios de comunacion, controlados por la derecha, nuestra marcha del domingo completamente pacífica ni fue mencionada por muchos, sino que se enfocaron en 50 estupidos que comenzarn a dejar destrozos....entonces, ¿de qué vale que la gente nos reconozca como un país de latinoamerica con buen crecimiento económico, si no tenemos una idiosincracia de unión, de educación y de respeto entre nosotros mismos?. Eso me pregunto todos los días, y no lo entiendo, porque realmente la dictadura cagó la vida de muchos.
Lamento haberme extendido tanto, pero necesitaba desahogarme de una semana muy extenuante.
Va el abrazote ;)
.::PaLoMa::.

Mycroft dijo...

No sé, pero hay heridas que tardan en cicatrizar...Puede que igual que las dos Españas de Machado, hayan dos Chiles.

Cruz J. Saubidet dijo...

Cierto todo lo que dices, pero gracias a Dios que salió a la luz su corrupción, porque los pueblos se olvidan rapido de lo otro, pero si afanan ya es otro cantar.
El papa tambien estuvo con la junta militar Argentina, intervino en una posible guerra entre Chile y Argentina que segun las conclusiones politicas él evitó. Una bosta.
Un gran saludo
Cruz