sábado, septiembre 11, 2004

looking for something

eramos parte de algo mejor, eso es todo, creo por un momento. Ahora que estoy aquí escribiendo textos y colándome de vez en cuando en el blog, me doy cuenta. ayer estábamos escribiendo una buena página de amistad, valga lo cursi de la expresión, quiera lo que quiera decir eso. Estoy hablando de Julio, julito, Rafa y yo haciendo una lista de las cinco mejores canciones pop de la historia a las 6 de la mañana, humo, cervezas, The Temptations sonando de fondo, en el piso de Julio en la calle Orense. Un piso donde lo único que encuentras es una mesa enorme, tipo despacho, vacía, libros en francés amontonados por todas partes, un estrecho servicio y una cocina mínima (con un frigorífico vacío y la sordidez, allí, escondida). Hablando de David Lynch. listas, los cinco mejores temas para cuando tu novia te ha dejado, las cinco mejores novelas de ciencia ficción, las cinco mejores frases, las cinco mejores películas de los años 80, los cinco mejores jugadores europeos de básket de la historia, las cinco actrices más aburridas. Listas para todo, como en Alta Fidelidad. pero todo empieza unas cuantas horas antes, cuando Rafa y yo salimos del periódico después de trabajar 12 horas, sí, 12, mano a mano, y llegamos al "Déjate besar", donde nos esperan Julio y su novia, Pilar. Cuando llegamos Julio me pasa el brazo por la espalda. Las cervezas le han encendido las mejillas, le brillan los ojos, el flequillo se le ha vuelto loco. Me dice: "he hablado con la tía que está pinchando, tenemos algo para tí". Y en ese momento mira hacia la cabina y levanta el pulgar para que la pinchadiscos, rubia, cerca de los treinta y guapa, lo diré, guapa a rabiar, levante su pulgar y el mundo se ponga boca abajo porque de repente empieza a sonar "Sufragette City", de David Bowie. Que es nada menos que una de mis canciones favoritas para salir de fiesta. Y buena para casi cualquier cosa, creo. y que más da cómo empieza todo, "la vida es lo concreto", eso dice Fernando Múgica, que sabe muchas cosas más que los demás. Lo que importa es el peso de las palabras en el aire, rebotando en las paredes, afiladas, en la cabeza, espesa. Lo que importa es después salir a la calle de día y apuntarse al ritmo de los que la pueblan, a primera hora, las ojeras del que está descargando fruta en el supermercado y que ha aparcado en doble fila, el padre de familia que se asoma al portal vestido para hacer footing, el olor a horno caliente de la panadería, lo bueno es eso, comprar el periódico y echar una ojeada al mundo con los ojos cansados, y casi, casi, pensar que toda la noche te las has pasado haciendo trampas, y que sí, que todo es, de algún modo extraño, perfecto ahí afuera.

1 comentario:

Akima dijo...

Me bajare la cancion a ver que tal esta, ya te dare mi opinion. Ya tienes una nueva lectora a tu blog.

Besos