lunes, septiembre 27, 2004

Mujer, mujer norteña

Las terrazas comienzan a tener poco sentido. Parecen absrudas cuando empieza ya por las noches a soplar el viento y a aparecer el frío. No se me ocurre mejor imagen para ilustrar el fin del verano; un terraza de ciudad, desierta, un camarero que sale del bar, mira al cielo, se encoge y se pone a recoger las mesas, las sombrillas y las sillas. Hoy todo lo que queda por contar está más lejos de lo habitual, no sé por qué. Los días conta2 se estrechan, supongo. Felicidades a todos los que lo merecen, ellos ya saben quién son. De acuerdo. Una vez más. Ayer en el Hard Rock. Mucha gente cenando en la mesa. Hay gente que se conoce de la noche anterior. El local es oscuro, suena algo de Prince. Nos levantamos, vamos a dar una vuelta por el bar con la excusa de acudir al servicio. En las escaleras que van a dar a la pequeña planta baja nos encontramos con una vieja guitarra de los Héroes del Silencio. Allí está, como un animal disecado. La miramos y después nos abrazamos muy fuerte, como si estuvieramos conjurando algo que pasó hace mucho tiempo. El hallazgo de ayer es éste: Cuando ella sonríe, el mundo entero lo hace con ella.

2 comentarios:

Akima dijo...

En esta epoca del año cuando las terrazas sobran, me hace recordar un dia en el miraba como la estacion cambiaba y las servilletas de las mesas del bar se recogian y emigraban hacia otros lugares.

A veces unas simples caricias, miradas, y en tu caso abrazos... dicen mas que mil palabras, ese es el verdadero entendimiento de las almas (en mi opinion)

Muchos besiños

PD. Muy bonito el hallazgo que hiciste, ojala tod@s se fijaran en esos pequeños detalles

Roberto Iza Valdés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.