lunes, agosto 08, 2005

Primero hay que ponerse en situación: son las 12.00 de la mañana y estoy desayunando en un bar frente al hotel, en Ponferrada. Ayer fue la boda de mi primo Álvaro. A las 12 había que abandonar la habitación, pero lo cierto es que yo llegué a las 11.00 de la mañana y solo me ha dado tiempo a deshacerme del traje y la corbata, darme una ducha, ponerme ropa limpia y hacer la maleta. Es decir, que no he dormido. Como el hall del hotel está lleno de familiares con muchas preguntas sobre anoche me he escabullido como he podido, me he colado en el bar de enfrente y estoy ante un café con leche y un par de donuts. Me pesan los párpados. En el momento en el que dirigo la taza a mis labios, mis ojos ven entrar en el bar a un hombre de unos 50 años, gafas, pelo corto. Me suena. Estaba ayer en la boda. Lo reconozco. Es el socio de empresa mi tío, el padre de Álvaro. Se dirige hacia mi y me espeta: -¿dónde está mi hija? Y en ese momento toda la noche anterior pasa por delante de mis ojos y me acuerdo de casi todo. Y siento un leve escalofrío en la espalda. Antes de responder trato de diagnosticar el tono de la pregunta, que oscila entre el reproche, la preocupación, la amabilidad, el tono de los buenos días convencionales y la intriga sincera. No sé con qué quedarme y noto que mi cerebro va en busca de la respuesta más apropiada, que no debería ser la más sincera. Lo cierto es, pienso en décimas de segundo, que cualquiera pudo vernos marchar antes de tiempo juntos. También puede ser que alguien le haya dicho algo y tenga información privilegiada, lo que complica mi situación. O quizá en recepción le han dicho que una pareja llegó hace un rato al hotel vestida como si llegara de una boda. Pero él solo pudo ver que quedamos Sergio, Juanma, Ángel, ella y yo, pienso. Estoy a punto de decir: -"yo la dejé anoche en su habitación" pero a tiempo me doy cuenta de que esa respuesta no es la deseable Estoy a punto de decir: -"su hija tiene los ojos verdes más inmensos que he visto en mi vida, y su melena es una cascada de sílabas rotas, y cuando se ríe puedo oir cómo crujen las vértebras de todos los hombres de la sala, que no quieren perder detalle de ese regalo, y anoche casi le juro amor eterno, señor" pero tampoco es la respuesta correcta y creo que al final digo: -"creo que está durmiendo". Y él asiente y acabamos desayunando juntos, yo aún recuperándome del susto y el padre de ella hablando de lo bien que ha salido todo y de que el viaje a Valladolid va a ser cómodo porque a estas horas casi no hay tráfico y mira qué buen día hace y qué tal son aquí los churros y yo pensando qué poco ha faltado, qué poco

4 comentarios:

Anónimo dijo...

simultaneo lecturas de blogs... me he perdido... de mala manera, sí...

Bowie dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Unknown dijo...

Sabes que hay un anuncio que hay en la tele, en el que un niño monísimo le dice a su madre: Me encantás¡¡¡
Pues eso, lo dicho.que si estás por Salamanca algún dia y yo tb pues me das un toke.

manolai dijo...

Steeve McQueen