viernes, enero 26, 2007
y me cansé de mendigar tu cuerpo
de amasarlo en mi cabeza como un sueño
mal soñado, que no se extingue
me harté de recrearlo, de dibujarlo en el aire
con fidelidad tramposa,
de cercarlo, de negarlo, de esquivarlo,
me ejercité en la práctica de olvidarlo,
primero a pequeños sorbos, con tiento
y después ya sin reservas luego
lo acometí con palos, hoces, guadañas,
y espesas gotas de funambulismo
y, entonces,
lo logré
después, poco después, te volví a ver
miércoles, enero 24, 2007

martes, enero 23, 2007
sábado, enero 20, 2007
tenemos hambre
vamos a cenar algo, son las
4 de la mañana
y entramos en un local en el que ponen bocadillos
después de cenarlos, vas al servicio
y en ese momento entran un tíos, unos barrenderos
con abrigos uniformados, ocho, diez
hay un grupo de chicas en una mesa del fondo, adolescentes
y uno de ellos, uno grande y viejo que se sienta al final de la barra
les dice una obscenidad, amparándose en ese
estúpido y ficticio anonimato del grupo
lo único que hacen es meter ruido y molestar
se creen los jodidos amos del bar
tú sales del servicio y el tipo de antes
te mira el culo, tu precioso culo y
le da un codazo al tipo de al lado y
todos se callan, y
su silencio unánime resulta violento
mientras, tú vienes hacia mí, mirándome
yo miro al tipo, fijamente, casi deseando que
diga algo para tener una excusa por la que
romperle la cara
todo eso porque te está mirando
de esa forma, ya sabes
luego el tío se va dando cuenta de que vienes hacia
mi mesa y que no vas con las otras chicas
entonces mira tu destino y me encuentra a mí
con los dientes apretados, con los músuculos tensos
con ganas de estamparle la cabeza contra el mostrador
pero el tipo me mira,
y sólo baja la cabeza
y él y yo sabemos a la vez
que sólo es un cobarde
más
martes, enero 16, 2007
bien, aquí está el posible once futbolisticoliterario, con el objetivo ineludible de un ascenso que ya, vamos a reconocerlo, es una urgencia histórica
El conjunto, dirigido por el volcánico, intempestivo y airado Henry Miller, férreo defensor del esquema 4-4-2-1, y secundado por G. García Márquez como segundo de a bordo en el banquillo, formaría en esta Liga prosaica y excluyente, con Philip K Dick bajo palos. El autor con más reflejos, entregado al noble arte de la ciencia ficción, aplicaría su reconocido olfato para adivinar el futuro a todo lanzamiento rival, todo con el objetivo de mantener a cero el marco. La línea de defensa formaría con el sobrio Raymond Carver en el centro de la zaga, escoltado por Haruki Murakami. Contemporáneos, la veteranía del americano se ajustaría en combinación con la destreza del japonés, que a pesar de su juventud ya atesora una valiosa experiencia. En el lateral derecho, Ana Ajmatova, reputadísima veterana, incansable y fiel defensora del interés común. En el izquierdo, Michael Ende, con una indisimulada querencia a correr por el carril en pos de cualquier balón colgado que pueda embocar a puerta. El centro del campo, con total certeza el punto fuerte del equipo, ofrecería un doble pivote de aroma tanguero. Julio Cortázar y Jorge Luis Borges serían los encargados de hacer bailar al equipo desde la medular, de moverlo, derecha, izquierda, con una mezcla de sabiduría y desproporcionada inventiva. El extremo derecho quedaría reservado para Breat Easton Ellis, rapidísimo interior y paradigama del jugador mediático al que adora la hinchada. El que más camisetas vende. El carril izquierdo tendría nombre propio: Eduardo Galeano, el mayor innovador del regate literario que ha surgido al otro lado del mundo, el rey de la gambeta, ríanse de Garrincha. Como enganche, Chuck Phalaniuk, un búfalo. Potente, musculoso, una apisonadora físicamente hablando, el enganche perfecto y la fuerza necesaria para hacer progresar el cuero con el cuerpo mientras lo protege de las hordas enemigas. En la punta de lanza, enviado a una guerra de trinchera, sin víveres ni comunicación posible con el campamento base, el pichichi del equipo, la referencia ofensiva, Ray Loriga. De sus travesuras en el corazón del área dependen las opciones reales del conjunto.
En el banquillo: Ray Bradbury como portero suplente y especialista en el juego aereo. Manuel Vázquez Montalbán, centrocampista de brega y especialista en encontrar el esférico en la medular cuando ya nadie lo encuentra. Malcom Lowry, interior, un jugador en exceso irregular, pero siempre aclamado por la grada. Carson McMullers, central de conocida eficacia, y por último el capitán, el capitán Alatriste, digo el capitán Arturo Pérez Reverte, que puede jugar tanto de mediapunta como de último ariete y que, aún jugando poco, es el más directo responsable de la moral del equipo.
Fuera de la convocatoria: Charles Bukowski, siempre en la picota por su conocida afición a las noches de alcohol, peleas y farra a pesar de la rudeza que muestra en los entrenamientos,Vladimir Navokov, que tiene una oferta para marcharse la próxima temporada a un equipo que juega Champions y por tanto la cabeza en otro sitio, Franz Kafka, a lomos de una depresión que le tiene fuera de la dinámica del grupo y replanteándose su carrera deportiva y la retirada, Roberto Bolaño, eterno aspirante a reemplazar a Borges en el juego y en corazón de los aficionados y quizá su relevo natural, con ese estigma siempre encima, y Paul Auster, un jugador joven y quizá sobrevalorado.
lunes, enero 15, 2007
domingo, enero 14, 2007
y yo seré tañido y tú arrebato,
y habrá en el cielo una ambiciosa expectativa
de explosiones y gritos, de gemidos, carcajadas, truenos
y lo que sea él importará muy poco
tu dirás surco y yo copiosa lluvia
serás vulnerable al alba, pero será un secreto;
a cambio el día se aprenderá nuestros nombres y nunca
haré planes para mañana
alguien pasará lista en el cielo y no estaremos
alguien llamará y en silencio, acurrucados, nos haremos los dormidos,
al otro lado de la puerta
pediremos más flores y
en resumen,
haremos y desharemos el amor sin tiento,
como animales que vislumbran una muerte segura al amanecer,
felices y exahustos
sábado, enero 13, 2007

Películas sobre boxeo, buenas, malas, actuales, antiguas, míticas, olvidables. Algunas, de las muchas rodadas, que he visto: 'Toro Salvaje', 'Alí', 'Million Dollar Baby', 'Más dura será la caída', 'Campeón', 'The Boxer', 'Fat City', 'Cinderella Man', 'Rocco y sus hemanos' (tangencialmente), 'The ring', 'Jugando a Tope', 'Contra las Cuerdas', 'Huracán Carter', 'Cuando eramos reyes' (documental), 'Marcado por el odio'...y las seis 'Rockys', claro.
Esto va de que ayer fui al estreno de 'Rocky Balboa', el regreso y despedida al personaje. Uno de esos estrenos en los que la gente aplaude cuando empieza la película. Fui escoltado por Mateo, que se había repasaso en dvd las cinco cintas previas y se sabía todos los detalles de la grabación, presupuesto, giros de guión, referencias...y también por Carlos, que no iba de nuevas, pero casi. ¿Qué todas las pelis de la saga son sensibleras y facilonas?¿Qué son hasta previsibles y que Silvester Stallone es menos expresivo que muro de cemento armado? Pues si, todo cierto. Pero también que 'Rocky Balboa' funciona. Porque entretiene, que es una muy digna causa, y hasta emociona. Es sonar 'Gonna Fly Now' o, sobre todo, 'The eye of the tiger', y comenzar la fiesta.
En Rocky Balboa vuelve a haber épica, una historia de superación, implicación, honestidad, loas al esfuerzo y la superación personal...y esta vez hasta un final redondito. ¡Ah! y mucho boxeo, claro. Ganchos, crouches, upper cuts, unas cuantas e inverosímiles conexiones de golpes y todos esos planos junto a las tres cuerdas que casi salpican de sudor y sangre la pantalla. El cine danés puede esperar por hoy. De momento me apunto Philadelphia entre los destinos turísticos seguros para algún día, subir corriendo las escaleras que van a dar al Independence Hall canturreando aquello del "nanana-nanana....nanana-nanana...."
miércoles, enero 10, 2007
en el sueño de anoche estaba tocando en un grupo, en el escenario, y alguien entre el público le gritaba al cantante:
-te quiero,
y él respondía: -¿de verdad?
después de los bises, después de todo, en el camerino, alguien me decía que te acababas de marchar, así que me subía al coche y pisaba el acelerador hasta que llegaba a una ciudad en la que alguien me decía que te habías pasado por allí hace tiempo, que ya era tarde. así pasaba varias veces, pero yo no perdía nunca la esperanza de encontrarte. sabía que te gustaba correr, pero siempre pensaba que tendrías que parar para echar gasolina, o que alguien te haría señas desde la calle y te pararías a saludar y que veía el culo de tu coche asomarse en el horizonte. en el sueño, el mundo se hacía muy pequeño, pequeño como un suspiro, y después de un rato volvía al lugar donde había empezado, al principio del todo, como en una estúpida cinta de Moebius. entonces me encontraba con la primera persona que me dijo que te habías marchado, que me decía:
-es guapa como una mentira
-...
-espero que sepas lo que haces
y se reía. una sonrisa estruendosa. luego me olvidaba del coche y echaba a correr, corría mucho, mucho más de lo que nunca he corrido en la vida real, tres o cuatro veces más. ya no tenía esperanza de encontrarte porque las personas no corren más que los coches y a mí nunca me gustó correr porque sí. cuando llevaba un buen rato en ello, días en el sueño, meses, el aire me quemaba los pulmones y apenas podía respirar y de repente tenía que pararme, así que lo hacía, me paraba, en mitad de ningún sitio, entre dos ciudades, y me daba cuenta de que llevaba todo ese tiempo sin comer, y sin dormir, y sin hacer otra cosa que correr. estaba muy delgado, tenía una barba que casi me tocaba la punta de los pies. grandes ojeras, la piel quemada por el sol. entonces me daba cuenta de que había olvidado tu cara. después se hacía de noche, muy deprisa, y hacía frío, y estaba solo y tenía ganas de volver a casa y pensaba que en la misma guerra no todos mueren al mismo tiempo
martes, enero 09, 2007
domingo, enero 07, 2007
los peores augurios se disuelven en una cerveza a tiempo en un bar que, paradojas de la vida o quizá no, se llama igual que aquél otro, aquél en el que, ya sabes, los peores augurios son como destinos turísticos en los que todo es de mentira al llegar, al bajarte del avión, y puede que no esté dando con una metáfora digna, pero esto es lo que hay, ahora que compulsivamente los smiths y si aún sigues en el periódico, ahora que el trabajo y al final ella que me manda un mensaje al teléfono móvil que, leído en voz alta, es un crucigrama, pero que, en voz baja, es un susurro que te recorre la espalda de arriba a abajo como un escalofrío y el miedo que es el árbol más fuerte de todos, pero decía que los peores augurios se disuelven porque lo habías detectado el primer día, pero ahora lo tienes delante, aquel primer día que en realidad fue el segundo, en un bar en el que todo el mundo mira la televisión en silencio porque ha habido un atentado en la T4 y tú no puedes mirar a otro lado y lo observas al mismo tiempo que el tema de conversación se vuelve ambiguo y perfecto, hay algo turbio en esos ojos mínimos y enormes, esos ojos como espejos, esos ojos negrísimos. después del sueño, ese lugar sin nombres, otra vez recordar el momento en el que ella se deja y tú, en el que ella se deja y nosotros, esa fugaz travesía por los 20 centímetros que nos separan dentro del coche y besarte y la niebla de vuelta a casa y luego es hoy, luego es hoy en la ciudad, llena de gente, ríos de gente que no te conoce, que te desconoce debajo del reloj a las nueve en punto, en la Plaza de España después de la cabalgata, antes de irse a sus casas, gente que se lo pierde, de gente que no sabe cómo se llama, cómo te llamas, de qué color ni cuánto, a qué hora ni por qué
miércoles, enero 03, 2007
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