domingo, enero 07, 2007

los peores augurios se disuelven en una cerveza a tiempo en un bar que, paradojas de la vida o quizá no, se llama igual que aquél otro, aquél en el que, ya sabes, los peores augurios son como destinos turísticos en los que todo es de mentira al llegar, al bajarte del avión, y puede que no esté dando con una metáfora digna, pero esto es lo que hay, ahora que compulsivamente los smiths y si aún sigues en el periódico, ahora que el trabajo y al final ella que me manda un mensaje al teléfono móvil que, leído en voz alta, es un crucigrama, pero que, en voz baja, es un susurro que te recorre la espalda de arriba a abajo como un escalofrío y el miedo que es el árbol más fuerte de todos, pero decía que los peores augurios se disuelven porque lo habías detectado el primer día, pero ahora lo tienes delante, aquel primer día que en realidad fue el segundo, en un bar en el que todo el mundo mira la televisión en silencio porque ha habido un atentado en la T4 y tú no puedes mirar a otro lado y lo observas al mismo tiempo que el tema de conversación se vuelve ambiguo y perfecto, hay algo turbio en esos ojos mínimos y enormes, esos ojos como espejos, esos ojos negrísimos. después del sueño, ese lugar sin nombres, otra vez recordar el momento en el que ella se deja y tú, en el que ella se deja y nosotros, esa fugaz travesía por los 20 centímetros que nos separan dentro del coche y besarte y la niebla de vuelta a casa y luego es hoy, luego es hoy en la ciudad, llena de gente, ríos de gente que no te conoce, que te desconoce debajo del reloj a las nueve en punto, en la Plaza de España después de la cabalgata, antes de irse a sus casas, gente que se lo pierde, de gente que no sabe cómo se llama, cómo te llamas, de qué color ni cuánto, a qué hora ni por qué

5 comentarios:

María de Magdala dijo...

Los peores augurios se disuelven en una cerveza a tiempo....pero dime, ¿que pasa si la cerveza demoró en llegar?

Hoy soy gente que no sé cómo se llama, cómo te llamas, de qué color ni cuánto, a qué hora ni por qué...

Un beso nocturno y perplejo de un corazón acorazado ...

Anónimo dijo...

Mañana volvemos por fin a la normalidad, los recuerdos deberán dar paso al día a día y el úniico rey que cabalgará será Bowie en su cumpleaños.... recuerda: el lunes 60, y sus ojos siguen viendo la vida a dos colores. En el fondo como tú, como yo, como todos!.
Un abrazo!.

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

Yo, que soy hombre de poco alcohol, temo a las cervezas que bebo para olvidar. Le temo más que al propio recuerdo...
Tal vez por eso me gusta pasear y viajar en metro por las grandes ciudades: porque nadie te conoce y los recuerdos no te encuentran entre el gentio. Tú no eres tú ni eres nadie. Tú, hoy, no existes. Hay alguien tirado en ese parque y no eres tú. Hay alguien mirando ese cuadro y no eres tú. Te compras un gran vaso de capuchino y te vas a una esquina solitaria y te sientas a ver los barcos pasar por el rio, porque tú no eres tú.

Para, creo que voy a vomitar dijo...

20 cm es lo que separa a un recuerdo de otro.

Alnitak dijo...

Y yo me agobio, lo pienso y me agobio, me paro y me agobio, porque en el fondo no me gusta, en el fondo no me atrae estar rodeada de gente que no conoce, que no sabe, que no me ve, de gente que no te conoce...
Y no sé por qué me veo este año zambulléndome de cabeza en el bullicio.