viernes, agosto 18, 2006

Espontáneos

Los espontáneos siempre me han gustado.
Esos tipos que saltan al campo y se llevan por delante la convención de turno, pongamos por caso 22 multimillonarios en pantalón corto corriendo detrás de un balón de fútbol, o tipo vestido de dama dieciochesca rajando lentamente a un semental de 600 kilos para delirio de los muchos testigos presentes.
El espontáneo es un romántico. A veces enarbola lemas de dudosa procedencia y fin que se quedan para siempre inscritas en las retinas de los espectadores. Otras veces su propia desnudez es el mensaje, al más puro estilo de McLuhan: "el medio es el mensaje". Su reclamación no siempre será honesta o procedente, pero siempre es atendida. También me valen los que de súbito se esposan a una portería y paralizan el flujo de sangre, sudor y millones que fluye por los campos. Cuando salta el espontáneo, todos deseamos que sortee todos los obstáculos, que van a ser muchos, y salga intacto del rectángulo de juego, como un buen aviso a tiempo, camino de quién sabe qué lugar, donde le esperen sus amigos o familia. Los presidentes de los clubes y las altas esferas del palco son las únicas que sienten un escalofrío en la espalda, que prefieren mirar para otro lado y rezar para que pronto surgan los perros de la seguridad y todo siga su curso, como si todo aquello no fuera más que un parpadeo, un pónganse a salvo, y luego de nuevo ellos hagan juego, por favor, vuelvan a gritar, público, regresen los pañuelos y las banderas y los odios al contrario y los insultos y venga, escupan todas sus frustraciones diarias que sabemos que ocultan al verde, que nosotros nos encargamos del resto.
La policía y la seguridad me resultan entonces tan antipáticos, empeñados en atajar al loco cuanto antes, empleando zancadillas, placajes ilegales, palos y porras contra el inocente. Uniformados y multitudinarios, estos hombres reducen al díscolo de un modo casi siempre brutal y entristecedor.
Todo esto viene a cuento por una camiseta. La ví en Candem y la compré de inmediato. Esta estampada con la foto ya clásica de la detención de un espontáneo durante un partido de fútbol inglés. Es una foto que casi todos hemos visto antes. Cuatro polis le sujetan y uno de ellos tapa sus partes íntimas con el bombín. Él no opone resistencia. Más bien parece querer hablar con ellos, decirles algo. La gracia de la camiseta es que el diseñador a situado detrás de la cabeza del protagonista una esfera dorada, de forma que le sugiere una procedencia divina.
Me dio por pensar que si Jesucristo hubiera decidido venir y decirnos algo, habría irrumpido en uno de estos templos paganos modernos de forma muy similar. Con nada más que palabras. Y que el resultado habría sido el mismo que el del tipo aquél: cárcel y presunción de enajenación mental. A mi madre le ha parecido ofensiva. Mi padre ha hecho un gesto divertido cuando la ha visto.

9 comentarios:

koffee dijo...

Lo del bombín, todo un detalle. Recuerdo la imagen y suscribo lo escrito.

Mycroft dijo...

Soy un fan de las camisetas...Yo tb la hubiese adquirido...

Laura Pando dijo...

Me ha encantado, jajaja...es verdad, por qué será que cuando salta un espontáneo todos deseamos que no le cojan?? Es una cosa rara, porque se supone que lo que quieres es que siga el partido...Hace un par de años (joder cómo pasa el tiempo...)trabajé en una agencia de publicidad y me encargaba, entre otras muchas cosas, de la organización de los partidos de nuestro equipo de fútbol (de 3ª división)
Para el partido de copa contra el Athletic de Bilbao (momentazo deportivo histórico en Segovia), propuse lanzar un espontáneo en pelotas al campo...jejejeje...lástima la junta directiva lo echara para atrás...ya tenía un espontáneo, un mensaje pensado y una empresa que pagaba una pasta por cascar su logo en la fofa desnudez del espontáneo...ya te digo....una pena...jejeje

Besos!

Nestor dijo...

Ah..las contradicciones del sistema..
Y qué esperaban?
Que te la pusieras SOLO para dormir?
Muéstrame tu camiseta,y te diré quien eres...
Un abrazo
Nestor

Artic dijo...

Qué momentazos los de los espontáneos. Y hay que ver con qué mal humor y agresividad se lo toman policías, seguratas, jugadores...encima de lo que les pagan y no son capaces de sonreir...mundo de amargados. No digo que no vayan a sacarlo del campo, pero yo me iría descojonando mientras lo persigo :)

Anónimo dijo...

¿Estás contento?
Parece que sí...
Acabo de llegar de Chile, estoy en Bariloche, Patagonia argentina, y he visto tu email. Te mereces una larga respuesta, aunque tengas castigada mi agua entre los dedos.

te escribo pronto
abrazo

manolai dijo...

las camisetas son ese tatuaje que te pones una y otra vez pero sólo los días que te apetece ponértelo. Camden... buen lugar para elegir tu tattooooo!

Isthar dijo...

A mí también me fascinan los espontáneos. Creo que me encantaría una camiseta como esa :)

Un abrazo enorme

Alnitak dijo...

Y además, la vida sin ellos sería de lo más aburrrida, de lo más rutinaria, porque aunque no llamen tanto la atención, nos encontramos espontáneos todos los días en nuestra vida, fijense y me darán la razón...